La importancia de las
pequeñas victorias
Proponíamos en el último número de nuestro boletín:
“Analicemos la situación en que nos encontramos realmente y cuáles son nuestras
verdaderas necesidades (individuales y comunitarias), desarrollemos nuestras
capacidades y pongamos manos a la obra en un verdadero cambio social, de lo
pequeño a lo grande.” Y eso es lo que hicimos en relación a temas tan
políticamente incorrectos como la inseguridad y el trato a los presos en Mendoza.
Frente a las permanentes noticias de crímenes en la provincia y las
movilizaciones pidiendo “seguridad” (es decir, más y más policía en todas
partes) el radicalismo y el PD se apresuraron a proponer la llamada ley Petri,
que quita la posibilidad a los condenados de acceder a los “beneficios” que les
otorga la ley nacional 24660 una vez cumplida la mitad de la condena cuando se
considera que tienen buena conducta. Lejos de cualquier análisis estructural de
las causas del crecimiento del delito (siempre ligado más a la desigualdad
social que a cualquier otro factor) y del limitadísimo y nunca puesto en
práctica proceso de “reinserción social” que se supone que rige el
encarcelamiento en el país, buscaron quedar bien con los sectores más asustados
y reaccionarios de la sociedad y lo lograron…
El kirchnerismo, por su parte, intentó oponerle una
ley acorde a su posición nacional (entre la indiferencia, la criminalización de
la protesta y la instrumentación de presos para fines políticos); pero llegó
tarde y terminó aprobando con la oposición la ley que criticaba.
Compartimos con los presos de Almafuerte que tanto
las posiciones del oficialismo como de la oposición no harían más que
precarizar la situación de los presos y sus familias, profundizando la desigualdad social y el resentimiento y, por
ende, la misma criminalidad de los pobres que se dice combatir. Nada decían los
afortunados legisladores (no olvidemos el 100% de aumento de sueldo de este
año) ni los movilizados por “que los maten a todos” de cómo podía afectar a los
sectores más marginados y al crecimiento de la criminalidad el incumplimiento
sistemático del acceso a salud, trabajo, educación y presentación de escritos
de todos los detenidos de la provincia.
Por eso organizamos con los detenidos de Almafuerte una presentación
masiva de escritos exigiendo que se cumpla con los derechos que la misma
legislación que los encierra dicta para los presos. Para evitar el
silenciamiento que acompaña toda protesta de los más pobres llevamos los 111
escritos de los presos que se animaron a enfrentar las represalias que pudieran
venir y conseguimos que se les diera curso con una concentración en Tribunales
(acompañados por familiares de los detenidos) y con la solidaridad de los
compañeros anarquistas que se movilizaban al mismo tiempo a la Casa de Mendoza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
para apoyar y ayudar a visibilizar la protesta.
Con la sola cobertura mediática del MDZ, el Noticiero
Popular, la Agencia Walsh
y compañeros de otras provincias, luego de unos días los juzgados 1 y 2 de
ejecución penal, 5º de garantías y federal no pudieron menos que reconocer que
el reclamo era legítimo y ordenar que se cumpla con todo lo que reclamábamos.
No nos cansaremos de repetir que contra los verdugos
de toda índole que precarizan nuestra vida en el laburo, en la calle y en todas
partes sólo sirve hacernos cargo nosotros mismos de la situación con nuestros
pares, para proyectar y cambiar efectivamente las cosas. Ni rezongando, ni
mirando para otro lado, ni pidiendo que nos controlen más, ni delegando
nuestros reclamos en los poderosos avanzamos un paso hacia el cambio social,
así más bien afirmamos la desigualdad existente. Y si no empezamos por algo no
cambiamos nada. La importancia de las pequeñas victorias de la autoorganización
de los de abajo es que demuestran que el cambio social, en un sentido de más
igualdad y libertad para todos, no sólo es necesario, sino que es posible aquí
y ahora.
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