viernes, enero 13, 2012

El día en que llegamos nos quitaron los pasaportes

La mujer fue trasladada desde Argentina hasta Cancún, donde logró escapar. Trabajó para Raúl Martins, ex agente de la SIDE, quien la llevó engañada y la mantuvo privada de su libertad. “El miedo estaba siempre presente”, relató.

“El primer día en que llegamos a México, a Cancún, nos quitaron los pasaportes. Eramos tres chicas. Martins, su pareja, Estela, y la hermana de Estela, Natalia, nos decían que nos llevaban invitadas y que podíamos trabajar como recepcionistas. Pero esa misma noche nos suben a autos y nos llevan a una casa muy lujosa, del dueño de uno de los hoteles más grandes de Cancún. Había doce hombres y una mujer, armas, cocaína en bolsas sobre las mesas y nos hicieron de todo. Nosotras llorábamos, nos escondíamos en el baño, gritábamos, pero nadie nos ayudó. Yo hasta sangraba. A la mañana, Raúl Martins nos dijo que no sabía que iba a pasar eso, que no iba a volver a ocurrir, pero ese fue el principio del infierno.” La chica, todavía muy joven, solloza mientras cuenta a Página/12 esta historia de la que ya pasaron varios años. En esta nota la llamaremos Carla, pero va a declarar ante la Justicia con su verdadero nombre. Y no es la única chica que va a contar lo ocurrido.

Como adelantó en exclusiva este diario en su edición del lunes, Lorena Martins se presentó ante la Justicia argentina y denunció a su propio padre, Raúl Martins, oficial de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante 13 años. De acuerdo con la denuncia de Lorena, Raúl Martins es el dueño de siete boliches-prostíbulos en Buenos Aires y del más importante de la zona turística de Cancún, The One (ver nota aparte). La joven no sólo señaló ante la Unidad Fiscal de Atención a Víctimas de Secuestros Extorsivos y casos de trata de personas la forma en la que se enviaban chicas a México, sino que también le dirá a la Justicia Federal quiénes son los funcionarios policiales que cobran coimas para permitir el funcionamiento de los prostíbulos y quiénes son los integrantes de la Secretaría de Control Comunal que evitan las inspecciones y las clausuras de esos boliches. El fiscal Marcelo Colombo envió el expediente a sorteo y la causa quedó en manos del juzgado de Norberto Oyarbide y la iniciativa está en manos del fiscal Gerardo Pollicita. Es muy probable que Lorena vuelva a declarar entre hoy y mañana y, además, lo hará Carla con su verdadera identidad.

Menos de 18

“Yo no había cumplido todavía los 18 años y buscaba trabajo –cuenta Carla–. Eran épocas de tremenda crisis. Vi un aviso en el que pedían recepcionistas. Llamo por teléfono y me citan en Flores, en un boliche que se llama Top Secret. Me atiende un señor Mario, que es una especie de mano derecha de Raúl Martins. Lo que me pagaban de recepcionista era una miseria, algo así como 25 o 30 pesos por día. Entonces me ofrecen prestarme plata para que me haga las lolas y participe del baile del caño en ese local, que está en Artigas y Juan B. Justo, y en otro que quedaba ahí cerca, Hot Area”, relata Carla.

“Yo era muy chica, pero lo del baile del caño era muy tentador porque una se ganaba propinas. Pero, además, me empezaban a apretar con la plata del préstamo, que eran tres mil dólares. De entrada me habían dicho que iba a poder pagar como quisiera, pero después me empezaron a apretar. Yo, encima, estaba con la angustia de tener que mantener a mi familia. No vengo de un hogar de plata, sino todo lo contrario. El siguiente paso fue que me presionaron para que haga fiestas privadas, bailes de caño. Varias veces me mandaban obligada a fiestas privadas de comisarios o de inspectores. A eso le llamaban ‘hacer VIP’. Ellos, la gente de Martins, era la que pagaba. Los comisarios y funcionarios de la municipalidad no pagaban. Hubo casos en que acepté ir con clientes al hotel de enfrente. Estaba presionada, necesitaba plata. Ellos igual se quedaban con la mitad. También nos llevaban de invitadas a fiestas familiares, como si fuéramos su pareja.”

Vía México

“Muy pocos meses después de la operación en la que me hice las lolas, la gente de Martins me propuso el viaje a México –sigue relatando Carla–. El argumento es que allí el trabajo sería más fácil y sólo de recepcionista. Pero ni siquiera íbamos a trabajar, era una visita. La propuesta era para mí y para otras dos chicas que eran más grandes que yo. Lo increíble es que en esa época yo había perdido todos mis documentos, pero la verdad que Martins me mandó con un comisario y sin que yo tuviera ningún papel, salí con mi pasaporte esa misma mañana. Por supuesto que ellos pagaron el pasaje y no bien llegamos nos dijeron que les debíamos esa plata. Nos habían prometido un lugar donde vivir y enseguida nos empezaron a decir que teníamos que pagar por el departamento en el que vivíamos las tres chicas.

“Con todo eso nos tiraron el mismo día que llegamos. Pero lo tremendo pasó esa noche. Nos llevaron a conocer el boliche de Martins en Cancún, en el que íbamos a trabajar de recepcionistas. No bien entramos nos dijeron que sí o sí teníamos que ir a una fiesta de recepción. Nos subieron en unos autos y nos llevaron a una casa que era del dueño de uno de los hoteles más grandes de Cancún. Cuando entramos, empezamos a temblar. Hombres armados por todos lados, armas en las mesas y en la cintura de los tipos. En las mesas había droga en cantidades increíbles. El que era el dueño tenía un balazo en una pierna y había un enfermero que a cada rato le limpiaba la herida porque supuraba. Enseguida nos agarraron de los pelos y nos hicieron de todo. Yo lloraba, me escondía en el baño. Las otras chicas, que eran más grandes que yo, también temblaban. Eran doce hombres y una mujer, que también era abusadora, y nosotras éramos tres. Yo, además, empecé a sangrar. Y no había forma de irse. ¿Adónde nos íbamos a ir? Cuando los tipos se terminaron quedando dormidos, los choferes de los autos nos llevaron de vuelta. Ahí Martins, la pareja que tiene ahí, una tal Estela, que es la peor de todas, y una hermana de Estela, Natalia, nos empezaron a decir que fue un accidente, que no iba a volver a ocurrir, que nos quedáramos. Yo quería volverme enseguida, no paraba de llorar, pero ellos tenían mi documento y yo por supuesto no tenía plata para sacarme un pasaje. Lloré y lloré, pero no hubo caso.”

“En total, yo creo que en el boliche de Martins en Cancún, The One, había unas cien mujeres. Las argentinas éramos unas 40 o por ahí más. Es que allá les gustan las argentinas. El resto de las chicas eran brasileñas y algunas mexicanas. La mayoría de las argentinas vivíamos en unos departamentos que estaban muy cerca en un edificio que se llamaba algo así como Villa Marly. Todas vivíamos una situación dramática. Ellos nos exigían plata, tenían nuestros pasaportes y nosotros necesitábamos plata para mandarles a nuestras familias. Empezabas por el baile y terminabas en aceptar todo. Encima, uno de los trabajos era hacer tomar a los clientes y los clientes mexicanos toman tequila. Nosotros pedíamos que nos pongan agua en la copa, pero nos ponían también tequila. Era brutal, terminabas en forma horrible. Si no tomabas, te aplicaban una multa, se quedaban con tu plata. Y tengo que decir que ahí me hice medio alcohólica. Por eso del tequila, pero también porque las cosas eran imposibles de soportar sin el alcohol.”

“El miedo estaba siempre presente. Te obligaban a ir con funcionarios, políticos, policías mexicanos. Me quisieron mandar a un barco con unos funcionarios, pero yo tenía miedo y me negué. Entonces me aplicaron una multa, se quedaban con mi plata. Y de golpe veías por la televisión que un tipo que había estado en el boliche ese mismo día, aparecía como prófugo en los noticieros. Recuerdo un tal Sonny, por ejemplo. De golpe se ponían violentos, agresivos y una vivía en el terror, porque nadie te defendía. Cuando nos rebelábamos, venían funcionarios de Migraciones y nos amenazaban con llevarnos presas. Ah, y por supuesto nos hacían trabajar de lunes a lunes.”

–¿Le pegaron? –preguntó este diario.

–Lo principal eran amenazas, pero sí hubo golpes. Era cuando una cometía lo que para ellos era lo peor: darle tu teléfono a algún cliente. Ahí te mandaban a pegar. En la desesperación yo me enfrentaba. Martins me dijo “te voy a pegar un tiro en la frente”. Pasamos las peores cosas. Te obligaban a practicarles sexo oral a tipos que se negaban a ponerse un preservativo. Y si te negabas, te aplicaban multa. Hay chicas que tuvieron que mantener relaciones sin preservativos porque los tipos venía dados vuelta y lo exigían. Pero lo peor es que no había forma de escaparse. Sin documentos, sin plata, con los diputados, funcionarios y policías del lado de ellos. Tenían todo el poder. Yo viví un momento tremendo: pocos días después de llegar a México, me di cuenta de que estaba embarazada. Ellos me llevaron a un hospital, me aplicaron inyecciones y me provocaron un aborto. Estaba destruida, con el físico destrozado, sangrando ¡y ellos te exigían que vayas a trabajar!

–¿Cómo pudiste escapar finalmente y volver a la Argentina?

–Me di cuenta de que entre Martins y su abogado, Claudio Lifschitz, había una interna, que había mucha tensión. Y entonces le pedí ayuda a Lifschitz. El me consiguió los documentos y el pasaje para volverme. Después, Lifschitz denunció públicamente a Martins en México, algo que pegó fuertísimo: lo cubrió Televisa, el diario Reforma, hubo una enorme presión para que fuera expulsado del país. Nunca más volví a trabajar con la organización de Martins, pero no bien volví, me empezaron a amenazar. Me llamaban por teléfono, no me dejaban tranquila.

La decisión de Lorena Martins de denunciar a su padre motivó a Carla a ofrecerse como testigo. Hay posibilidades de que otras chicas que vivieron aquel calvario se sumen. Por de pronto, Lorena consiguió papeles manuscritos de las tarjetas con las que hacían trabajar a las chicas en México. Se lee, “cuarto”, que significa pasar a una habitación con el cliente, “mamada” (sexo oral), “salida”, que consiste en salir con el cliente a un hotel. Lorena le dirá a la Justicia quién hacía esas anotaciones para que se pueda comprobar por caligrafía.

También hay manuscritos con las multas que se les aplicaban a las chicas, tal cual lo relatado por Carla. Negarse a atender a un cliente, no consumir el tequila y hasta exigir que el cliente se ponga preservativo termina en una quita de dinero brutal.

Desde el punto de vista judicial, la denuncia por escrito de Lorena Martins incluye trata de personas, cohecho, por las coimas que ella enumera que se le pagaban a comisarías y dependencias de la Federal y también cohecho respecto de los funcionarios del Gobierno de la Ciudad.

En el terreno civil, tanto la hija como la esposa de Martins lo están demandando por esconder sus bienes, ocultarlos mediante testaferros y por esa vía sustraer esos millonarios bienes de lo que corresponde a su familia legal.


Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-185234-2012-01-11.html

jueves, enero 12, 2012

Estados Unidos y el peligro de hacer un “país Guantánamo”

El 31 de diciembre, Barack Obama, firmó el National Defense Authorization Act, que determina el presupuesto y los gastos del Departamento de Defensa del país, pero no sólo eso. La letra amplía el poder del gobierno federal para “luchar contra el terrorismo” y aprueba la detención indefinida de sospechosos. Aquí, la opinión de la BBC de Inglaterra al respecto.

La novedad esta vez es que una de sus cláusulas -la sección 1021- amplía el poder del gobierno federal de EE.UU. para luchar contra el terrorismo y aprueba la detención indefinida de sospechosos, sin importar que sean ciudadanos extranjeros o estadounidenses.

Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos se han mostrado "muy preocupadas" y han expresado su enérgico rechazo contra esta medida.

"Esto supone una gran contradicción porque Estados Unidos les ha estado diciendo a otros países durante años que no detengan a personas sospechosas sin llevarlas a juicio", dijo a BBC Mundo Christopher Anders, abogado principal de Oficina legislativa de la Unión Americana por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) en Washington.

Anteriormente, la Ley Patriótica (Patriot Act) - que fue aprobada después de los atentados del 11 de septiembre de 2001- ya ampliaba la capacidad de control del Estado para combatir el terrorismo. El argumento básico era que el pueblo estadounidense debía sacrificar algunas de sus garantías constitucionales para afianzar su seguridad.

Según Anders, el problema con la nueva legislación -escrita de una forma muy vaga- es que le otorga la autoridad al presidente de Estados Unidos de utilizar a la fuerza militar para encarcelar indefinidamente a las personas que considere sospechosas, a pesar de que estén lejos de cualquier campo de guerra.

"No sólo se trataría de tener prisioneros de guerra en Afganistán, por ejemplo. Estamos hablando de escoger gente y detenerla en cualquier lugar y bajo la única condición de que sean sospechosas de terrorismo, sin permitir que se defiendan. No habría limitaciones geográficas para ese poder", recalca Anders.


Firma, aunque no esté de acuerdo


Tras la aprobación de la ley, el presidente Obama escribió en un comunicado lo siguiente: "el hecho de que apoye esta ley como un todo, no significa que esté de acuerdo con todo lo que implica. La he firmado a pesar de tener importantes reservas con ciertas disposiciones que permiten la detención, interrogación y acusación de sospechosos de terrorismo".

Por ello, el mandatario también dejó claro que durante su gobierno no se autorizará la detención militar indefinida sin juicio de ciudadanos estadounidenses.

"Creo que el hacerlo rompería con nuestros valores y tradiciones como nación. Mi gobierno interpretará el artículo 1021 de una manera que se asegure que toda detención sea conforme a la Constitución, las leyes de guerra y todas las otras leyes aplicables", dice Obama.

Sin embargo, aunque la aclaratoria hecha por el presidente en un comunicado oficial pueda ayudar, no es suficiente para evitar que futuros presidentes apliquen literalmente la ley y lleven a cabo detenciones indefinidas sin juicio, aseguran expertos.

"Lo que pasó en Guantánamo durante el gobierno de Bush, ocurrió sin que existiese una ley como esta", dice Anders. "Se detuvo a gente en distintos lugares del mundo, que luego fue trasladada a la base y detenida sin juicio. Lo más peligroso de esta ley es que podría provocar que lo pasa en Guantánamo se institucionalice en Estados Unidos".


No es la primera vez


Aunque aprobó la ley, Obama aseguró que durante su gobierno no se autorizará la detención militar indefinida sin juicio de ciudadanos estadounidenses.

La ACLU recoge firmas para pelear la aprobación de esta nueva ley "con el fin de que nadie tema ser capturado y detenido indefinidamente sin juicio", explica Anders.

Existen antecedentes relativamente recientes a la detención sin las garantías legales normales de ciudadanos estadounidenses bajo la llamada "Guerra contra el Terrorismo" que se inició durante el anterior gobierno de George Bush.

Uno de los precendentes más claros es el del estadounidense de origen puertorriqueño José Padilla, quien fue arrestado en Chicago en 2002 y duro tres años y medio retenido como "combatiente enemigo" en el calabozo de una base de la Marina en Carolina del Norte.

En medio de grandes controversias por su situación legal, el caso de Padilla finalmente pasó a la jurisdicción civil en 2006 y en 2007 fue juzgado y condenado por un tribunal de Miami.

Grupos de defensa de los derechos civiles han presentado continuamente a Padilla como un ejemplo de lo que consideraron extralimitaciones judiciales del gobierno del presidente George W. Bush.

Esos mismos grupos son los ahora intentan que ese tipo de acciones no se institucionalicen durante el mandato de Obama, ni tampoco en el de futuros gobiernos del país.

Fuente: BBC Mundo.

Guantánamo cumple 10 años sin expectativa de cierre

(CNN) — Este miércoles, hace exactamente 10 años, el primer grupo de sospechosos de terrorismo capturados en Pakistán y Afganistán llegó a la Bahía de Guantánamo, Cuba, a bordo del avión de transporte C-141. De noches heladas en las profundidades del invierno afgano, los 20 detenidos pasaron a la tropical brisa, con una apariencia aturdida y desaliñada.

Mientras más prisioneros llegaron con el paso de las semanas, el entonces secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, los describió como lo “peor de lo peor”. Y unas cuantas semanas después de que Gitmo (como rápidamente se conoció el lugar) abriera sus puertas, el presidente George W. Bush dijo que los detenidos no tenían derecho a la protección derivada de los Convenios de Ginebra, ya que ellos no formaban parte de un ejército tradicional.

La población de Guantánamo creció rápidamente hasta alcanzar el siguiente año un máximo de 680 personas, y se expandió más allá del Campo de Rayos X, hasta otras secciones. En aquellos primeros días, dice Human Rights Watch, los detenidos fueron sometidos a “situaciones de estrés dolorosa, prolongado confinamiento solitario, amenazas con perros militares, y a amenazas de tortura y muerte”, entre otros abusos. El gobierno de Bush, aunque insistió en aumentar las técnicas de interrogatorio, no llegó a la tortura, sosteniendo que los métodos excepcionales eran legítimos de cara a una continua amenaza del terrorismo.

En la década anterior, la sola palabra Guantánamo se convirtió en una piedra de toque en el debate sobre cómo la democracia puede protegerse a sí misma del terror sin negar el acceso a la justicia. También se convirtió en sinónimo de política redituable y en tema de agria discusión en la corte federal sobre el principio del habeas corpus, derecho del detenido a defenderse ante un juez. También se hizo presente en la cultura popular, en la película Sicko de Michael Moore y en una canción de Patti Smith.

Revisiones administrativas de los detenidos obtenidas y publicadas por WikiLeaks señalaron que en muchos casos los interrogadores sabían muy poco sobre los primeros grupos de detenidos. Las pruebas en su contra a menudo eran anecdóticas y anónimas, y ​​en abril de 2003 Rumsfeld se quejó de que las fuerzas armadas estaban “poblando Bahía de Guantánamo con enemigos combatientes de bajo nivel”.

Durante la década anterior, muchos de los detenidos fueron liberados o transferidos a terceros países. Pero a menudo ha resultado difícil para Estados Unidos encontrar gobiernos dispuestos a aceptarlos. En el 2009, cuatro individuos de la etnia uigur, provenientes del oeste de China, quienes alegaban que habían huido a Afganistán para escapar de la persecución de Beijing, de pronto fueron trasladados a las Bermudas. Otros 13 fueron a parar a la isla de Palau, en el Pacífico, y otro más ahora es cocinero de pizzas en Albania.

Pero parte de ese primer grupo en llegar a Guantánamo está entre los 171 prisioneros que en la actualidad tiene el centro de detención. Varios detenidos de alto valor es probable que enfrenten juicios ante comisiones militares renovadas. Además, 46 individuos son considerados demasiado peligrosos como para ser liberados -pero demasiado difíciles de enjuiciar, ya sea en un tribunal civil o militar.

Otros 89 han sido eximidos de toda sospecha para su liberación por parte de varias agencias federales, pero permanecen en el limbo. (El último detenido en salir de Guantánamo fue un argelino de 50 años, exactamente hace un año.)

En la víspera de Año Nuevo, el presidente Barack Obama aprobó como ley nuevas disposiciones que prohíben el traslado de los actuales detenidos a Estados Unidos para ser enjuiciados. La ley también amplía las restricciones sobre el traslado de los detenidos a su lugar de origen o a terceros países, incluyendo aquellos eximidos de toda sospecha por el gobierno para ser liberados. Y esta reafirma la autoridad del ejecutivo de detener a cualquiera considerado como integrante de Al-Qaeda, el Talibán o a fuerzas asociadas “sin juicio hasta el fin de las hostilidades”.

Indignante: un video muestra a soldados de EEUU orinando sobre afganos muertos


Varios sitios de Internet, entre ellos TMZ y Youtube, publicaron un video que muestra a cuatro hombres vestidos con uniforme de combate de la infantería de Marina de Estados Unidos orinando sobre lo que parecen tres cadáveres tirados en el suelo. Uno de los hombres dice: "Que tengas buen día, amigo". Una voz pregunta: "¿Lo grabaste en el video?", a lo que otro responde: "Yeah". Otro bromea: "Dorado, como una ducha".

No está claro quién filmó o publicó el video de 39 segundos, quiénes son los que aparecen en él o dónde se grabó.

"Recientemente nos enteramos de un video inapropiado en un sitio público de Internet que parece involucrar a miembros de nuestras fuerzas armadas", dijo el portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad, el coronel Gary Kolb, desde Kabul, en Afganistán. "No haremos conjeturas sobre los detalles pero tomaremos las medidas necesarias para esclarecer los hechos".

Agregó que hay una investigación en marcha pero no comentó sobre la autenticidad del video. Los rostros de los cadáveres no son identificables.

"Aunque no hemos verificado todavía el origen o la autenticidad de este video, las acciones que muestra no son coherentes con nuestros valores y no son indicativas del carácter de los infantes de marina", dijo la vocera de la Infantería de Marina, Kendra Hardesty. "Este asunto será investigado en profundidad y los responsables responderán por sus acciones. Estamos verificando a qué unidad pertenecen estos infantes de marina y en cuanto tengamos más información la comunicaremos".

"Independientemente de las circunstancias o quiénes aparecen en el video, se trata de un comportamiento grave y repugnante", dijo el portavoz del Departamento de Defensa, el capitán John Kirby. "Me revuelve el estómago", agregó.