sábado, noviembre 03, 2012

Penitenciarías provinciales e inseguridad


La importancia de las pequeñas victorias

Proponíamos en el último número de nuestro boletín: “Analicemos la situación en que nos encontramos realmente y cuáles son nuestras verdaderas necesidades (individuales y comunitarias), desarrollemos nuestras capacidades y pongamos manos a la obra en un verdadero cambio social, de lo pequeño a lo grande.” Y eso es lo que hicimos en relación a temas tan políticamente incorrectos como la inseguridad y el trato a los presos en Mendoza.

Frente a las permanentes noticias de crímenes en la provincia y las movilizaciones pidiendo “seguridad” (es decir, más y más policía en todas partes) el radicalismo y el PD se apresuraron a proponer la llamada ley Petri, que quita la posibilidad a los condenados de acceder a los “beneficios” que les otorga la ley nacional 24660 una vez cumplida la mitad de la condena cuando se considera que tienen buena conducta. Lejos de cualquier análisis estructural de las causas del crecimiento del delito (siempre ligado más a la desigualdad social que a cualquier otro factor) y del limitadísimo y nunca puesto en práctica proceso de “reinserción social” que se supone que rige el encarcelamiento en el país, buscaron quedar bien con los sectores más asustados y reaccionarios de la sociedad y lo lograron…
El kirchnerismo, por su parte, intentó oponerle una ley acorde a su posición nacional (entre la indiferencia, la criminalización de la protesta y la instrumentación de presos para fines políticos); pero llegó tarde y terminó aprobando con la oposición la ley que criticaba.
Compartimos con los presos de Almafuerte que tanto las posiciones del oficialismo como de la oposición no harían más que precarizar la situación de los presos y sus familias, profundizando la  desigualdad social y el resentimiento y, por ende, la misma criminalidad de los pobres que se dice combatir. Nada decían los afortunados legisladores (no olvidemos el 100% de aumento de sueldo de este año) ni los movilizados por “que los maten a todos” de cómo podía afectar a los sectores más marginados y al crecimiento de la criminalidad el incumplimiento sistemático del acceso a salud, trabajo, educación y presentación de escritos de todos los detenidos de la provincia.
Por eso organizamos con los detenidos de Almafuerte una presentación masiva de escritos exigiendo que se cumpla con los derechos que la misma legislación que los encierra dicta para los presos. Para evitar el silenciamiento que acompaña toda protesta de los más pobres llevamos los 111 escritos de los presos que se animaron a enfrentar las represalias que pudieran venir y conseguimos que se les diera curso con una concentración en Tribunales (acompañados por familiares de los detenidos) y con la solidaridad de los compañeros anarquistas que se movilizaban al mismo tiempo a la Casa de Mendoza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para apoyar y ayudar a visibilizar la protesta.
Con la sola cobertura mediática del MDZ, el Noticiero Popular, la Agencia Walsh y compañeros de otras provincias, luego de unos días los juzgados 1 y 2 de ejecución penal, 5º de garantías y federal no pudieron menos que reconocer que el reclamo era legítimo y ordenar que se cumpla con todo lo que reclamábamos.   
No nos cansaremos de repetir que contra los verdugos de toda índole que precarizan nuestra vida en el laburo, en la calle y en todas partes sólo sirve hacernos cargo nosotros mismos de la situación con nuestros pares, para proyectar y cambiar efectivamente las cosas. Ni rezongando, ni mirando para otro lado, ni pidiendo que nos controlen más, ni delegando nuestros reclamos en los poderosos avanzamos un paso hacia el cambio social, así más bien afirmamos la desigualdad existente. Y si no empezamos por algo no cambiamos nada. La importancia de las pequeñas victorias de la autoorganización de los de abajo es que demuestran que el cambio social, en un sentido de más igualdad y libertad para todos, no sólo es necesario, sino que es posible aquí y ahora.