martes, abril 29, 2008

Sobre la lucha por la autonomìa de los movimientos sociales en Venezuela

Pese a la opinión que nos merezca la estatización de la compañía, elcamino recorrido por los trabajadores de SIDOR, la principal siderúrgicavenezolana, ejemplifica la impostergable tarea a realizar por losmovimientos sociales y populares del país: movilizarnos y luchar pornuestras propias demandas. Para libertarios y libertarias es labeligerancia del movimiento de oprimidos y oprimidas, de cualquier signo,la que promueve los cambios positivos en la sociedad. Esperar que esasmejoras lluevan desde las alturas del poder es, como lo ratifica larealidad en los últimos años, una quimera. Pero el accionar de losmovimientos se ha visto atrapado por dos grandes camisas de fuerza: lapolarización inducida por los de arriba, por una parte, y la hipoteca dela autonomía cedida por los de abajo, por la otra.Desde el año 2001, El Libertario ha denunciado la falsedad de lapolarización inducida por las cúpulas en pugna por el poder. Ambas
concepciones, ilusoriamente antagónicas, beben de la misma fuente: ungobierno basado en la renta petrolera, enmarcado en la globalizacióneconómica, con el máximo control posible sobre la sociedad y con laapertura mínima de reales espacios de protagonismo popular. El maniqueísmoimpuesto logró legitimar el "liderazgo" de cada cúpula, destrozando eltejido social beligerante de base evidenciado durante los 90´s,infantilizando el pensamiento y ocultando la causa estructural de lacrisis política: una de las distribuciones de riqueza más injustas delcontinente, situación que por lo demás se ha mantenido. Al tener que tomarpartido por uno de los bandos, los propios movimientos de base asumieronla racionalidad maniquea, desplazando sus agendas políticas a un segundoplano y movilizándose por las consignas difundidas desde el poder,electoralizando sus esfuerzos.Es en este contexto donde valoramos como significativo que un grupo detrabajadores retomen sus exigencias laborales, independientemente de suspreferencias políticas, y que se hayan movilizado por ellas contra vientoy marea. Al romper el falso consenso, la lucha sidorista se enfrentó a larespuesta tradicional, de antes y de ahora, de los gobiernos venezolanos:represión y solidaridad estatal con la patronal. Ante los palos y elencarcelamiento de los trabajadores, los cogollos sindicales "bolivariano"y "opositor" olvidaron elementales principios de solidaridad de clase, enun silencio estruendoso. La polarización de las centrales laboralesrecordó amargamente las consecuencias de sustituir la agenda social ylaboral por la agenda politiquera y mediática.Sin embargo, la ausencia de respaldo real ante la represión vivida por lossidoristas, evidencia la profunda crisis del movimiento de trabajadores ytrabajadoras en el país, y su incapacidad de establecer lazos de
solidaridad horizontales, una identidad común y diferente a la de"chavistas" y "opositores", así como un horizonte compartido, la conquistaaquí y ahora de mejores condiciones laborales. Estas faltas son enparticular incisivas cuando un gobierno, retóricamente "revolucionario",ha adelantado claras políticas antiobreras: acorralando las libertadessindicales, flexibilizando las condiciones de trabajo, mediante sufantoche "cooperativo", y privilegiando una economía basada en laexportación de energía barata al mercado mundial, aniquilando fuentes deempleo tradicionales en la economía del país. Por otra parte,organizaciones gremiales denunciaron que, para el año 2007, 243 contratoscolectivos se encontraban sin firma en el sector público, lo que dicebastante acerca de la incidencia del "sindicalismo bolivariano" en lascondiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras de un Estadoautoproclamado como "revolucionario". Y como si lo anterior fuera poco,Venezuela se ha convertido, detrás de Colombia, en el segundo país máspeligroso para la actividad sindical. 53 personas fallecieron durante elaño pasado en pugnas, en el sector petrolero y construcción, asociadas ala obtención de puestos de trabajo. La gangsterización y degradación de laorganización laboral, catalizada por la prédica de la burguesíabolivariana, sólo en el estado Bolívar ha cobrado la vida de 6 obrerosentre enero y marzo de 2008. Y dicha situación se encuentra ausente de laspreocupaciones de quienes dicen representar a la masa trabajadora.Para los oprimidos no existen diferencias sustanciales entre losopresores. Cuando se conmemora un nuevo Primero de Mayo todos y todas,trabajadores y trabajadoras, debemos pelear, aquí y ahora, por arrancarnuestros derechos a los patrones. Retomar nuestras propias banderas delucha y no claudicarlas por nada: ni por elecciones de nuevos amos ni por
promesas demagógicas de caudillos de pies de barro. Rechazando el esquemasimplista y desmovilizador de la polarización, recuperando la autonomía denuestros movimientos. Una consigna, preñada de sentido común, lo resumemejor que nosotro/as: ¡El pueblo unido avanza sin partido!Aparecido como editorial en El Libertario # 53 (mayo-junio 2008)

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