jueves, febrero 07, 2013

Dos nuevos casos de gatillo fácil en Mendoza


Un policía es el primer imputado de femicidio en Mendoza

El efectivo acusado habría matado a su mujer, también policía, de un tiro en la cabeza.

Edición Impresa: viernes, 18 de enero de 2013
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Un policía es el primer imputado de femicidio en Mendoza
La vivienda donde ocurrió la tragedia; según testigos, las discusiones eran moneda corriente. (Claudio Gutiérrez / Los Andes)

Oscar Guillén - oguillen@losandes.com.ar

Un policía que habría asesinado de un balazo a su pareja -una oficial ayudante de Inteligencia Criminal- fue imputado ayer por el delito de femicidio. De esta forma, un integrante de una fuerza de seguridad "estrenó" en la provincia esta nueva figura penal que contempla la violencia de género.

Al momento de ser detenido, el auxiliar Sebastián Miguel Ángel Montiveros Agüero (32), le dijo a un compañero: "Se me escapó un tiro". La versión, si bien será analizada, no resulta muy creíble, al menos para el fiscal especial Daniel Carniello, quien está al frente de la investigación de la muerte de la oficial ayudante Alejandra Verónica Yúdica Seoane (36), madre de una joven de 18 años que, recientemente, la había convertido en abuela.

Montiveros, integrante de la UMAR -los policías que andan en moto- se había accidentado recientemente y estaba de licencia. El miércoles a las 23.40, el policía se encontraba en el dormitorio que compartía con Yúdica.

Algo ocurrió. Tal vez una discusión de pareja; ella le dijo algo que él no quería escuchar. Lo cierto es que del arma del "motopolicía" salió un disparo que dio en la muñeca de la mujer y luego impactó en la zona interparietal anterior. La mujer quedó tendida en la cama, gravemente herida. Montiveros llamó al 911 reportando que su pareja había recibido un disparo.

Minutos después llegó una ambulancia del SEC. La doctora que la atendió, le encontró en el pecho, un casquillo de 9 milímetros. La subió a una camilla y la llevó al hospital Central. Murió en el quirófano a la 1.15 de ayer.

A esa hora la vivienda de la pareja, ubicada en el pasaje Almafuerte al 700 de Godoy Cruz, estaba atestada de policías y funcionarios. Muchos vecinos se dieron cuenta en ese momento que algo terrible había pasado en la casa que alquilaban los policías, ya que el disparo fatal no fue escuchado.

Montiveros, por su parte, dio explicaciones: dijo que discutieron, que ella se acostó, que él decidió irse y al sacar su pistola de un placard, se le cayó en la cama y se disparó.

La pesquisa
En principio, la versión del policía no parece convencer a los investigadores por varias razones. Las armas no suelen dispararse cuando se caen. Además, la herida en la muñeca parecería indicar que la mujer levantó el brazo para defenderse del ataque.

Ante este panorama se espera que las pericias de Criminalística y la necropsia aclaren la situación.

Aún así, la carátula que le impuso al expediente el fiscal Carniello (femicidio) indica hacia dónde está centrada la investigación.

Por lo pronto, ya declararon los dos policías que llegaron primero a la casa de Almafuerte al 700. Ambos apuntaron la versión dada por el imputado. También declararon algunos compañeros de la víctima, quienes indicaron que la mujer les había comentado algunas situaciones de violencia a las que el "motopolicía" la habría sometido.

"Nos quedamos helados. Nosotros llegamos y vimos que estaba toda la cuadra llena de policías. Hacía como dos años que vivían aquí. Alquilaban. Nunca vimos u oímos nada raro", comentó ayer una vecina de la pareja.

Un vecino fue más directo: "No lo quería nadie. Venía con la moto y quería atropellar a todos. Ella era muy buena".

Un suicidio lleno de dudas en el psiquiátrico El Sauce

En la Navidad pasada, un paciente del hospital apareció ahorcado. Su familia descree de la versión del suicidio y asegura que fue asesinado. Las sospechas acerca de dos internos inimputables a los que muchos señalan como los autores del hecho.

Edición Impresa: domingo, 03 de febrero de 2013
Un suicidio lleno de dudas en el psiquiátrico El Sauce
Ricardo y Silvia, padres de Mauro, el chico que apareció colgado en un pabellón de El Sauce.(José Gutiérrez)
Notas relacionadas

Rolando López - rlopez@losandes.com.ar

En los primeros minutos de la Navidad pasada, mientras los brindis se mezclaban con los ruidos de los petardos en medio de una noche bochornosamente calurosa y plagada de cortes de luz intermitentes, Ricardo Flores, un empleado de la Municipalidad de Guaymallén, recibía un llamado a su celular. "Será algún amigo", pensó. Pero no.

-Hola señor Flores, le llamo desde el hospital El Sauce. Su hijo Mauro acaba de suicidarse. Lo sentimos mucho. Tiene que empezar con los trámites...

La voz en el teléfono siguió pero Ricardo ya no la escuchaba. Alejó el teléfono de su oreja, miró a los demás integrantes de su familia en esa noche caliente de Navidad y susurró: "Me avisan que el Maurito se suicidó..."

A principios del año pasado, Mauro Flores tenía 19 años y era un chico normal. Estudiaba en un CENS, tenía novia, vivía con sus padres y sus hermanos en una casa de Pedro Molina y no contaba con antecedentes. Pero algo pasó en su cabeza y de a poco comenzó a sufrir de delirios persecutorios. "Llegaba a casa y me decía: papá, el vecino de la esquina me quiere matar...", recuerda su padre los inicios de la patología de su hijo.

"Con el paso de los meses, la enfermedad del chico se hizo más notoria: "Se alteraba demasiado y se ponía muy violento. En octubre lo llevé por primera vez al hospital El Sauce donde no quiso quedar internado. Los médicos me dijeron que para que eso pasara yo tenía que hacer una denuncia judicial. Con todo el dolor del alma denuncié a mi hijo para que pudiera someterse al tratamiento que necesitaba. Y en el mes de diciembre quedó internado por casi treinta días".

En el psiquiátrico El Sauce, Mauro quedó en un pabellón de los llamados de "seguridad media", donde comenzó con el tratamiento que le incluía una buena dosis de medicación.

En poco menos de un mes, el chico experimentó una gran recuperación a punto tal que a fines de noviembre recibió el alta con la condición de ir cada tanto para continuar con el tratamiento de modo ambulatorio.

De acuerdo con la historia clínica adjuntada al expediente judicial por la muerte de Mauro Flores, el joven presentaba un cuadro de frecuentes brotes psicóticos acompañados de delirios místicos: esto puede obedecer a una historia familiar difícil. El joven tenía la certeza que desde la televisión el diablo le mandaba mensajes y presenta gestos suicidas. Pero al final del informe se hace referencia a los avances que Mauro había logrado en el tiempo que estuvo bajo tratamiento.


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Desde la Oficina Fiscal 9 de Villa Nueva, donde está radicada la causa por la muerte de Mauro se indicó que existen dos expedientes al respecto.

"Uno en referencia al sumario policial del hospital El Sauce y que está caratulado 'averiguación hecho' y un segundo que hizo la familia del chico en el que se solicita se investigue un posible homicidio".

"El caso no está cerrado. La familia tuvo la mala suerte de que todo sucedió en medio de la feria judicial, pero hay que aclarar que hasta el momento, el caso aparece como un suicidio; es decir que no hay elementos que indiquen otra cosa. De acuerdo con los informes preliminares del Cuerpo Médico Forense, se habla de una muerte por asfixia provocada por ahorcamiento; pero el informe formal y más exhaustivo, todavía no está. Asimismo hay que aclarar que el hecho no cuenta con personas imputadas", de acuerdo con lo que explicaron desde la Oficina de Villa Nueva.


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La alegría de tener de vuelta a Mauro en casa no duró demasiado por más que el joven había conseguido un trabajo en una heladería de Guaymallén y también había retomado la relación con su novia.

"De a poco volvieron las crisis y cada vez más violentas hasta que el 22 de diciembre del año pasado tuvo un pico grande y no me quedó más que llevarlo otra vez a El Sauce. Esa tarde, cuando Mauro estaba muy alterado, una doctora me indicó que lo más conveniente era que lo dejáramos internado porque no estaba en condiciones. Y aquí viene mi cuestionamiento: lo dejaron encerrado en el llamado Servicio "B", una especie de pabellón donde van a parar los delincuentes inimputables: es decir que allí hay gente que cometió delitos aberrantes como asesinatos y violaciones; era un lugar muy jodido para un chico como Mauro. Yo le dije a la doctora, 'no lo deje ahí', pero me indicó que no habría problemas, que las medidas de seguridad funcionan".


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En el Servicio "B" de ElSauce, según cuentan trabajadores del hospital, habitan dos pacientes de extrema peligrosidad y que están allí desde hace años.

Uno de ellos es considerado "antisocial" -psíquicamente irrecuperable- y sobre ellos pesa la sospecha de un caso de homicidio cometido hace dos años y que también quedó impune. En esa ocasión un paciente fue muerto a patadas, pero el caso no tomó alcance público. Los empleados del lugar coinciden en que al menos esos dos pacientes no deberían estar allí, al menos bajo esas condiciones de seguridad; pero ninguno de los consultados por este diario prefirió identificarse por temor a que sus palabras molesten a las autoridades.

"En la noche del 24 de diciembre del año pasado se dieron una serie de acontecimientos para que la muerte de Mauro se consumara: se cortó la luz por un lapso importante y con eso dejaron de funcionar las cámaras de seguridad por las que se monitorea a los pacientes peligrosos.

"Entonces nadie sabe qué pasó allí esa noche. O sí se sabe pero nadie quiere hablar", susurra un empleado.

Mauro fue encontrado ahorcado con su propio cinturón, colgado del barrote de una ventana.

Para algunos los que prestan tareas en El Sauce, es muy factible que el chico Flores, además de haber sido golpeado, haya sido violado. De todos modos, hay que aclarar que ese ítem, al menos de momento, no figura en la necropsia. Uno de sus tíos, a quien le dejaron ver el cadáver la noche de la muerte, dijo que el rostro de Mauro presentaba muchos golpes en la cara.


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El 23 de diciembre, el padre de Mauro fue a verlo y lo notó bien, mejorado y tranquilo. "Quedé en que pasaría el 24, antes de la Navidad, para estar con él un rato porque la familia nunca lo abandonó, pero aquella tarde de viento Zonda se me hizo imposible ir porque tuve que comprar los regalos para mis otros hijos y se hizo tarde. Me dije que iría el mismo 25 por la tarde para llevarle su regalo. Pero murió en los primeros minutos de la Navidad..."

La llamada Nochebuena no tuvo nada de buena para los Flores que pasaron de la mesa navideña a visitar la morgue y encargar todo lo referido a materia de sepelios. El 26 por la mañana -después de que la Municipalidad de Guaymallén se hiciera cargo de los gastos post mortem- el joven Mauro fue enterrado en el cementerio municipal. Su hermana menor, de 6 años, no sabe que ha muerto porque sus padres no saben cómo darle la noticia.

Fuente: diario Los Andes online

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