jueves, febrero 07, 2013

Represión en Parque Centenario


La noche del lunes 28 de enero, vecinos y trabajadores de la feria que funciona en Parque Centenario se convocaron en asamblea, alertados porque el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires empezaba los trabajos para enrejar la plaza esa misma noche. Así, Parque Centenario se sumaría a otras 85 plazas de la Ciudad que poseen rejas que cierran por la noche.

Cuando comenzaron a poner el vallado, los vecinos y feriantes decidieron resistir. La policía Metropolitana avanzó, reprimiendo con balas de goma y gases lacrimógenos. Como el gobierno de Macri consideró que sus fuerzas represivas no bastaban, llamó al gobierno nacional, que envió a la infantería de la PFA.

Esa noche hubo 11 detenidos, que fueron trasladados a la comisaría 11ª de la policía federal. Como lo hicieron en el Parque Indoamericano, donde se juntaron para reprimir y asesinar a cuatro personas que pedían por un techo, queda demostrado, una vez más, que para la represión Macri y Cristina no tienen desacuerdos.

La noche siguiente se repitió el mismo proceder represivo, irrumpiendo en la asamblea, deteniendo a tres personas e hiriendo a otras.

La política de enrejado de los espacios públicos la utilizan tanto el gobierno de la Ciudad como el gobierno Nacional. Una de las primeras medidas del gobierno de Kirchner, a poco de asumir, fue ponerle rejas a la plaza más significativa para los trabajadores: la Plaza de Mayo. Después de 2001, la clase social que está en el poder y que eligió a los Kirchner como representantes, se dio cuenta que era muy inseguro para ellos dejar ese espacio abierto. También fueron enrejados el Congreso Nacional y otros edificios donde deciden las políticas que aplican sobre el pueblo.

Los Kirchner utilizaron en ese momento el mismo discurso que ahora usa Macri: la inseguridad. Los primeros dejaron explícitamente claro, con las rejas, que esos lugares no pertenecían a los trabajadores, y que debían quedarse lejos. Por su parte, Macri afecta el trabajo de los feriantes y también tiene como objetivo correr de las plazas a los jóvenes, acusándolos de generar que esos espacios sean inseguros, cuando, en realidad, muchos de aquellos jóvenes que paran a dormir en la plaza, a jugar al futbol o a tomar una cerveza, se encuentran con la verdadera inseguridad, la policía, que los espera para hostigarlos y reprimirlos. Como le pasó a Jon Camafreitas en la Plaza Mariano Boedo de Balvanera, donde fue perseguido y fusilado el cabo Alexis Naredo de la comisaría 8ª, o como sucede a diario en las plazas cercanas al Abasto, donde los policías hostigan y abusan sexualmente de los chicos que paran ahí.

El mensaje es claro, hay lugares “públicos” que no deben pertenecer a los trabajadores ni a los pibes de los barrios. Para eso ponen rejas. Nuestra respuesta es la organización y la lucha para retomar los espacios que son nuestros.

Fuente: CORREPI

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