jueves, marzo 20, 2008

India: al menos seis mujeres se suicidan en la India al día por extorsiones del marido o de la familia política

Radha, una mujer india de 23 años, prefirió morir antes que seguir adelante: no soportaba ya la presión de la familia de su esposo. La acosaban constantemente porque creían que sus padres no les habían dado una dote suficiente. El caso de Radha no es aislado. En la India, más de seis mujeres se suicidan cada día por problemas de dote, según la Oficina Nacional de Registro de Crímenes. La dote: el dinero o bienes (joyas, coches o casas) que, por convención social, la familia de la novia debe regalar a la del novio antes de la boda está prohibida por ley desde principios de los sesenta. Sin embargo, sigue siendo algo común. 'La ley existe, pero no se cumple. En parte, por la creencia generalizada de que la mujer vale menos y debe pagar al marido por mantenerla. Además, el sistema es corrupto y no protege a las mujeres que han denunciado acosos y chantajes de sus familias políticas', explica Reni Jacob, a cargo de trabajo social de la Comisión para la Mujer de Nueva Delhi. Casi 10.000 denuncias -la mitad de las que llegan a esta institución- están relacionadas con problemas de dote. Como en el caso de Radha (nombre supuesto), tras el matrimonio, muchas mujeres sufren 'las exigencias y en algunos casos tortura psicológica o física de la familia política que cree que no ha aportado suficiente dinero o bienes y que le demanda que pida más a sus padres', dice Jacob. La coerción es tal que 2.276 mujeres se suicidaron en 2006, número muy similar al año anterior, 2.305 casos. El registro nacional desvela que cada hora las comisarías reciben una denuncia por estos conflictos. Yo le había dado ya 50.000 rupias a los padres del marido, pero ellos querían más. Mi hija sufría maltratos y los denunció, pero éstos siguieron, hasta que ella prefirió morir porque sabía que yo no podría dar más', dice afligido el padre de Radha. Los problemas de dote son sufridos por muchas mujeres, independientemente de la clase social, asegura la responsable de la Comisión para la Mujer. 'Ninguno de mis amigos casados reconoce que pidieron o recibieron dote. Sin embargo, es muy común verlos después de la boda con coches o relojes nuevos', cuenta Abishek. La mayoría de familias de los varones piden la dote verbalmente tras el compromiso. Eso les da una doble ventaja: no hay constancia de las exigencias para que no puedan ser castigados por la ley y, por otra parte, hay más presión para la familia de la novia de pagarla. 'Cuando faltaba un mes para la boda, el padre de mi prometido comenzó a llamar al mío para pedirle dinero', cuenta Renuka, una abogada de 28 años que pertenece a una familia de clase alta. Renuka (nombre supuesto) decidió hace una semana deshacer el compromiso. Para su familia no fue fácil. 'Sabemos que es lo mejor. Esa gente no valora a nuestra hija, pero también estamos seguros de que todos pensarán que Renuka tiene algún defecto por el que su prometido decidió arrepentirse', afirma su padre.

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